Editorial - "El discrimen no va de la mano con la política pública de este Gobierno..."
Redacción News and Analysis>
Demasiada e innecesaria fue la controversia causada por el mal llamado proyecto de "Libertad Religiosa", radicado por el gobernador, Ricardo Rosselló Nevares, luego de que su versión original se colgara en el Senado, causándole sus puestos y presidencias de comisión al senador Miguel Romero, el pasado abril.No obstante, las fuerzas detrás de una aprobación de una ley que permitiera a una persona el "acomodo razonable", por su fe religiosa, de no atender a un ciudadano por su apariencia, preferencia sexual o cualquier otra razón, lograron una nueva radicación de "consenso", entre grupos religiosos y la comunidad LGBTTQ.
Así, y luego de semanas de tira y jala en la
Asamblea Legislativa, protestas y expresiones en contra a nivel general en la ciudadanía, contra políticos y religiosos a favor de los proyectos P. de la C. 2069 y P. del S. 1253, como sus sustitutos, P. de la C. 2068 y P. del S. 1254, la primera dama, Beatriz Rosselló, abrió fuego ayer en la mañana contra el controvertido proyecto de ley, con un comunicado de prensa oficial de La Fortaleza.
"El discrimen no va de la mano con la
política pública de este Gobierno, y no va con los valores de nuestra familia", entre otras expresiones oficiales, comentó Beatriz Isabel Rosselló.
Ni corto, ni perezoso, y aparentemente cansado de la ya pasada discusión pública, luego de llegar de un viaje oficial desde Washington D.C. ayer en la tarde, el gobernador, dio punto final al natimuerto proyecto.
"Al ser proyectos de administración, luego
de discutirlo con ambos presidentes legislativos, y la representante María Milagros Charbonier, he solicitado que ambos proyectos sean retirados del trámite legislativo...", entre otras expresiones oficiales del primer ejecutivo, desde el Palacio de Santa Catalina.
La Libertad de Religión está protegida por las constituciones de Puerto Rico y los Estados Unidos. Asimismo, ambas cartas magnas, exigen total Separación de Iglesia y Estado.
Nuestras libertades como ciudadanos están garantizadas cuando ese fino balance es mantenido, y ciertamente estas son amenazadas cuando se eligen fanáticos religiosos en puestos políticos y de poder, y cuando un servidor público no comprende que ante la ley y el estado, todos somos iguales.
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